El aprendizaje-servicio

El aprendizaje-servicio (ApS) es una propuesta metodológica que se propone simultáneamente servir a la comunidad y mejorar la calidad del aprendizaje académico (Batlle, 2013). Integra el aprendizaje y la prestación de servicios a la comunidad, persiguiendo el desarrollo de competencias académicas al tiempo que se atiende una necesidad del entorno social para contribuir a su transformación y mejora (Ávila Francés, González-Geraldo y Del Rincón Igea, 2019).

El planteamiento del proyecto de innovación se centra en la introducción del diseño e implementación de una iniciativa innovadora basada en la metodología del Aprendizaje y Servicio (ApS). En opinión de Soneira Calvo (2019), la aplicación del ApS mejoraría la adquisición de los conocimientos disciplinares, cuestión también demostrada por Jenkins (Jenkins y Sheehey, 2011). Para Silva y Maturana, el ApS se conceptúa como una forma de aprendizaje activo (Silva y Maturana, 2017), lo que se ajusta a las nuevas orientaciones introducidas en el Espacio Europeo de Educación Superior. Desde el enfoque del ApS se enfatiza la capacitación para la futura práctica profesional (Soneria Calvo, 2019). Diversos trabajos vienen a demostrar que la evaluación de resultados de diferentes proyectos desarrollados en nuestro país en el ámbito de los estudios de grado indica que los proyectos de ApS inciden positivamente en la adquisición de las competencias (Martínez y Folgueras, 2015). Por otro lado, hace que el estudiante necesite adaptarse a situaciones imprevistas y cambiantes, cuestión central en el espíritu del EEES. (Jover y Gozálvez, 2012).

La Unesco (Unesco, 2015) sugiere la necesidad de implementar proyectos de ApS en el espacio de Educación Superior, como enfoque pedagógico favorecedor de la ciudadanía democrática y crítica, y de una ética profesional arraigada en el concepto de bien común, es decir, formar para el trabajo y formar para la ciudadanía activa. La metodología del ApS supone una clara aportación en los dos sentidos, desarrollando así de manera óptima las competencias básicas de la educación superior (Zayas, Gozálvez y Gracia, 2018). Desde esta perspectiva, fomentar el pensamiento reflexivo para transformar la experiencia en aprendizaje se plantea como una necesidad central, puesto que el aprendizaje debe ser integral, contemplando la ética profesional. Si la idea de que formar buenos profesionales debe ser una de las principales finalidades de la docencia universitaria, el planteamiento metodológico del ApS resulta idóneo pues trata de visibilizar y potenciar institucionalmente la ética profesional en los futuros egresados universitarios, para ser no solo sujetos emprendedores sino también sujetos comprometidos. (Zayas, Gozálvez y Gracia, 2018)

La metodología del ApS parte de una revolución basada en la idea de que el aprendizaje significativo se realiza a partir de la praxis del educando (Soneria Calvo, 2019). El conocimiento se construye de modo más sólido y significativo cuando está vinculado al ámbito de la acción del estudiante, y a la reflexión desde la práctica, bien sea ésta individual o grupal. Batlle enfatiza el valor formativo de las acciones solidarias para conseguir aprendizajes significativos tanto en conocimientos, como en habilidades, actitudes y valores. (Batlle, 2009).