La influencia de la familia en la educación y en el éxito/fracaso escolar del alumno es una idea muy extendida y aceptada. El problema es saber cómo opera esa influencia. Casi todas las familias animan a sus hijos a estudiar y quieren que sus hijos e hijas tengan éxito académico, pero no todos lo consiguen. Los factores que intervienen son mucho más sutiles.
Algunas perspectivas de sociología de la educación destacan cómo el estatus socioeconómico de los padres, ligado a su logro educativo y laboral, puede llevar asociada una cultura y hábitos escolares que favorecen el éxito escolar y que se transmiten en el proceso de socialización (Moreno Mínguez, 2011). Esto hace que las desigualdades sociales se conviertan en desigualdades educativas, afectando a la igualdad de oportunidades que persigue la institución escolar.
Partimos de la idea de que la familia influye en el rendimiento escolar, pero en vez de poner el foco en el nivel económico, educativo y cultural de las familias, factores sobre los que la institución escolar difícilmente puede actuar o cambiar, lo ponemos en la interacción entre familias y escuela. La idea fundamental es que se puede contribuir a la mejora de los resultados educativos de cada alumno actuando sobre la relación que la familia mantiene con la escuela y viceversa. Por tanto, una forma de promover el éxito escolar es crear sistemas efectivos de relación entre familia y escuela (Egido Mínguez, 2015).
Ahora bien, entre las escuelas y determinadas familias suelen alzarse importantes barreras culturales. Esto ocurre cuando las familias no comparten el mismo universo cultural ni los mismos referentes que la escuela.
Cuando las familias no se implican en la escuela, parte del profesorado deduce que no están interesadas en la educación de sus hijos. Sin embargo, la razón suele ser otra, pues todas las familias quieren que sus hijos e hijas tengan éxito académico. Cuando no van a la escuela suele ser porque no saben cómo conducirse (están como pez fuera del agua) en ella, se sienten fuera de lugar en ella, se sienten inferiores en ella.
Otras veces la causa radica en la incompatibilidad de los horarios escolares con las actividades de las familias (Feito, 2020).
Las familias de nuestros escolares no son un colectivo homogéneo que responda a las mismas motivaciones, actitudes y comportamientos.