La finalidad de la mentoría será dotar de herramientas a las niñas y niños para afrontar los retos escolares. Además del refuerzo escolar o el aprendizaje instrumental, se proponen otras tres herramientas con las que trabajar: el autoconcepto, la dotación de sentido al trabajo escolar y la planificación del trabajo y del tiempo. Si bien las familias pueden tener dificultades para ayudar a sus hijos en las tareas escolares, en la adquisición de esas herramientas, su papel, en la línea de las comunidades de aprendizaje, es fundamental.
El autoconcepto es la percepción que una persona tiene sobre sí misma, por lo que el autoconcepto académico es la percepción que se tiene de sí mismo como alumno. A mayor autoconcepto (global y académico), mayor ajuste y logro escolar (Fernández-Lasarte, Goñi, Camino y Zubeldia, 2019) y mayores expectativas. En la construcción del autoconcepto influyen las relaciones y experiencias que se tienen con el medio, los refuerzos ambientales y los otros significativos (Fernández-Lasarte, Goñi, Camino y Zubeldia, 2019).
La creación de sentido, uno de los principios del aprendizaje dialógico, es fundamental para lograr la implicación de los niños y niñas. Para ello, el aprendizaje y las tareas escolares deben ir más allá de la mera acumulación de conocimientos y conectarse con sus preocupaciones y con su mundo. “Las interacciones que crean sentido son aquellas en las que las y los participantes en la interacción comparten el mundo de la vida” (Aubert et al, 2013). Hay que conectar el aprendizaje académico y el aprendizaje vital de los niños y niñas, ambos tienen que ser coherentes y estar cohesionados (Menéndez, 2020).
La gestión del tiempo por parte del alumnado es otro factor de vital importancia para el éxito escolar. Hay que enseñar a los alumnos y alumnas a gestionar su tiempo, que debe incluir tiempo de hacer deberes y tiempo de estudio (Ávila Francés, Sánchez Pérez y Bueno Vaquero, 2021).
El mentor no solo sería un acompañante del menor sino también un mediador entre su familia y la escuela. Para ello debe entender la manera de ver el mundo y de relacionarse de la familia, partiendo desde lo que el niño o la niña y su familia son, no desde lo que deberían ser o desde lo que nos gustaría que fueran.
La mentoría permite moverse y generar contextos de relaciones menos rígidas con los niños y sus familias, lo que permite conocerlos mejor, captar y comprender mejor sus maneras de ver el mundo y de comportarse, así como actuar con ellos en un plano de mayor igualdad, potenciando el valor de los aspectos relacionales (Menéndez, 2020).